Menudo desafío el que tenemos los periodistas por delante. Hemos pasado de ser seguidos a ser seguidores. Nuestra misión no es sólo mantener contentos a nuestros editores, sino también, fidelizar a nuestra audiencia... perdón, público... perdón, usuarios...
"Hay que escribir como para que entienda un niño de 5º básico", solía decirnos nuestro profesor de Informativo en la Escuela de Periodismo. El pobre no tenía idea de la revolución que se nos venía encima... En ese tiempo, no hace muchos años, los trabajos podíamos entregarlos escritos a máquina, y el computador era una herramienta útil, pero no imprescindible.
Pero vino la Revolución, e Internet se nos convirtió en algo imprescindible, el soporte básico y constitutivo de la información. Y no sólo eso. Nosotros, los periodistas, tuvimos que aprender algo nuevo: humildad.
Porque ahora esa masa informe y anónima que nos seguía y creía todo lo que nosotros decíamos/escribíamos, tiene tantas posibilidades como nosotros de acceder a nuevas fuentes informativas, a contrastar nuestra información, en definitiva, a creernos o no, y a contactarse con nosotros para felicitarnos, increparnos o aportarnos nuevos datos. Ellos también son generadores de contenido, al igual que nosotros, en la era del Conocimiento y la Web 2.0:
Ese público que nosotros los periodistas percibíamos distante, informe y sin cuestionamientos, hoy es nuestro principal desafío... cómo atraparlo, mantenerlo y sobre todo motivarlo, con las nuevas herramientas que nos entregan las redes sociales, es nuestro principal dilema.
Ya hay algunos que se están preocupando de ello, como Juan Carlos Camus y su libro "Tienes 5 segundos", en que explica el brevísimo tiempo que tenemos para generar algo atractivo que atrape a la gente, y con ello nos ayuda a nosotros, los ahora humildes periodistas, a entender estos nuevos paradigmas y la nueva interrelación con esa diminuta y significativa audiencia... el usuario.
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